En la década de 1930 un profesor de psicología de Viena, Austria, investigó acerca de 50
juegos y pasatiempos ya que quería conocer cuál de ellos era el mejor para distraer a la
mente del strees de la vida moderna.
Después de realizar el estudio, el profesor
descubrió que el ajedrez poseía las cualidades y virtudes propicias para ayudar a olvidar las
tensiones de la agitada vida cotidiana.
¿Qué razones motivaron tal descubrimiento?
Veamos algunas de ellas:
- El ajedrez requiere gran actividad mental,
aspecto donde supera a los demás juegos y
entretenimientos. Asimismo, es muy superior A los otros para lograr una recreación noble e instructiva en el desarrollo del trabajo mental.
- El juego ciencia es una admirable creación de la mente humana; combina la exactitud matemática con la intuición y el arte de la per-fección, lo cual ninguna otra actividad intelec-tual puede alcanzar.
- Con la relativa excepción del juego de da-mas, el que se acerca algo al ajedrez en lo re-lacionado al cálculo matemático, el ajedrez es muy superior a los demás dadas sus carac-terísticas artísticas y sus ilimitadas posibilida-des creativas
Otras de las consideraciones que tuvo el pro-fesor vienés para llegar a sus conclusiones es que el ajedrez apasiona a sus admiradores de tal forma que éstos llegan a amarlo y sentirlo como algo muy especial dentro de su vida. Este amor está motivado fundamentalmente porque los aficionados y maestros sienten que el ajedrez le permite alcanzar la realización de una personalidad intelectual superior al nivel medio de la población. Desde éste punto de vista se pueden clasificar a los ajedrecistas de la siguiente forma:
- Los que gustan de resolver problemas.
A éstos les maravilla la expectación de sentir-se capaz de poder demostrar sus habilidades en esta faceta del ajedrez; El que lo logra se siente satisfecho por el trabajo realizado. - Los que gustan de probar a los demás su in-teligencia. En muy pocas actividades se puede mostrar y compararse con otras personas o grupos de personas y bajo un límite de tiempo determi-nado, nuestro grado de inteligencia como de-lante de un tablero de ajedrez. El que triunfa tiene posibilidades verdaderas de demostrar que fue el más inteligente.
- Los que gustan de comenzar y terminar una obra con sus propios recursos.
Cada partida bien conducida es como una pie-za de arte. La posibilidad de que una misma partida ya se haya jugado anteriormente es remota, por lo tanto, si se ha jugado correc-tamente por ambos jugadores puede ser con-siderada por los contendientes como una obra de arte particular, realizada de principio a fin.
- Los que gustan del ajedrez por su gran cua-lidad de distracción.
Cada jugador de ajedrez conoce la necesidad de tener una gran concentración durante la partida. Al jugar ajedrez no debe existir otro tipo de distracción que la interfiera, ya que se debe calcular, en un estado de extrema con-centración, múltiples variantes. Esta situación conlleva a que el jugador se olvide del mundo y realmente descanse de todas sus preocupa-ciones y ansiedades.
- Los que están sedientos de aventuras. La sed de aventura inherente en cada ser humano puede ser completamente satisfecha en el tablero de las 64 casillas sin ningún tipo de riesgo ni consecuencias fatales.
Los factores mencionados brevemente con an-terioridad, permiten al lector llevarse una idea del por qué son tantos los admiradores que tiene el ajedrez y que lo practican no sólo para alcanzar la maestría, sino además como un medio de entretenimiento y acercamiento so-cial e intelectual.
A tal efecto, estimamos, que el distinguido profesor de psicología estuvo muy acertado en sus conclusiones, al considerar que entre las virtudes del juego ciencia, está la de contribuir al relajamiento emocional de las personas y superación del strees de la vida moderna. Como colofón de este artículo es muy preciso mencionar la frase del ex-campeón mundial cubano José Raúl Capablanca:
"El ajedrez sirve como pocas cosas en este mundo para distraer y olvidar momentánea-mente las preocupaciones de la vida diaria".
Por Nelson Pinal Borges, MI
juegos y pasatiempos ya que quería conocer cuál de ellos era el mejor para distraer a la
mente del strees de la vida moderna.
Después de realizar el estudio, el profesor
descubrió que el ajedrez poseía las cualidades y virtudes propicias para ayudar a olvidar las
tensiones de la agitada vida cotidiana.
¿Qué razones motivaron tal descubrimiento?
Veamos algunas de ellas:
- El ajedrez requiere gran actividad mental,
aspecto donde supera a los demás juegos y
entretenimientos. Asimismo, es muy superior A los otros para lograr una recreación noble e instructiva en el desarrollo del trabajo mental.
- El juego ciencia es una admirable creación de la mente humana; combina la exactitud matemática con la intuición y el arte de la per-fección, lo cual ninguna otra actividad intelec-tual puede alcanzar.
- Con la relativa excepción del juego de da-mas, el que se acerca algo al ajedrez en lo re-lacionado al cálculo matemático, el ajedrez es muy superior a los demás dadas sus carac-terísticas artísticas y sus ilimitadas posibilida-des creativas
Otras de las consideraciones que tuvo el pro-fesor vienés para llegar a sus conclusiones es que el ajedrez apasiona a sus admiradores de tal forma que éstos llegan a amarlo y sentirlo como algo muy especial dentro de su vida. Este amor está motivado fundamentalmente porque los aficionados y maestros sienten que el ajedrez le permite alcanzar la realización de una personalidad intelectual superior al nivel medio de la población. Desde éste punto de vista se pueden clasificar a los ajedrecistas de la siguiente forma:
- Los que gustan de resolver problemas.
A éstos les maravilla la expectación de sentir-se capaz de poder demostrar sus habilidades en esta faceta del ajedrez; El que lo logra se siente satisfecho por el trabajo realizado. - Los que gustan de probar a los demás su in-teligencia. En muy pocas actividades se puede mostrar y compararse con otras personas o grupos de personas y bajo un límite de tiempo determi-nado, nuestro grado de inteligencia como de-lante de un tablero de ajedrez. El que triunfa tiene posibilidades verdaderas de demostrar que fue el más inteligente.
- Los que gustan de comenzar y terminar una obra con sus propios recursos.
Cada partida bien conducida es como una pie-za de arte. La posibilidad de que una misma partida ya se haya jugado anteriormente es remota, por lo tanto, si se ha jugado correc-tamente por ambos jugadores puede ser con-siderada por los contendientes como una obra de arte particular, realizada de principio a fin.
- Los que gustan del ajedrez por su gran cua-lidad de distracción.
Cada jugador de ajedrez conoce la necesidad de tener una gran concentración durante la partida. Al jugar ajedrez no debe existir otro tipo de distracción que la interfiera, ya que se debe calcular, en un estado de extrema con-centración, múltiples variantes. Esta situación conlleva a que el jugador se olvide del mundo y realmente descanse de todas sus preocupa-ciones y ansiedades.
- Los que están sedientos de aventuras. La sed de aventura inherente en cada ser humano puede ser completamente satisfecha en el tablero de las 64 casillas sin ningún tipo de riesgo ni consecuencias fatales.
Los factores mencionados brevemente con an-terioridad, permiten al lector llevarse una idea del por qué son tantos los admiradores que tiene el ajedrez y que lo practican no sólo para alcanzar la maestría, sino además como un medio de entretenimiento y acercamiento so-cial e intelectual.
A tal efecto, estimamos, que el distinguido profesor de psicología estuvo muy acertado en sus conclusiones, al considerar que entre las virtudes del juego ciencia, está la de contribuir al relajamiento emocional de las personas y superación del strees de la vida moderna. Como colofón de este artículo es muy preciso mencionar la frase del ex-campeón mundial cubano José Raúl Capablanca:
"El ajedrez sirve como pocas cosas en este mundo para distraer y olvidar momentánea-mente las preocupaciones de la vida diaria".
Por Nelson Pinal Borges, MI
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