Fenecía la olimpíada de ajedrez aquí en Tromso, Noruega y en el fragor de la última jornada aún se disputaban algunas partidas. Perú ya tenía ganado el encuentro frente a Italia luego de sendas victorias de Emilio Córdova, Jorge Cori y Cristhian Cruz, respectivamente. Faltaba terminar mi partida ante el número uno italiano y actualmente tercero del mundo,según el último cómputo del Elo, Fabiano Caruana.
Luego de dura lucha tras varias horas de juego, tenía cómoda ventaja y pugnaba por incrementarla ante la persistente tenacidad del transalpino. El año pasado justamente en ésta misma ciudad nórdica conocida como la puerta del Ártico, fui eliminado por Caruana en la Copa del Mundo. Obviamente había llegado la hora de intentar el desquite y sentía la emoción de estar a punto de conseguirlo...
En el otro tablero del cada vez más convulsionado mundo, se había publicado pocos días antes del inicio de ésta gran competencia mundial del ajedrez, la amenaza de un ataque terrorista en Noruega y se esbozó que dada la magnitud de éste evento con mas de 160 países representados, Tromso podía ser el blanco. Felizmente todo ha transcurrido con normalidad y una vez más se ha comprobado que el deporte rompe barreras y en la hermandad que genera una disciplina tan democrática como el ajedrez, se transmite un mensaje de paz y tolerancia. Sin embargo, tal amenaza influyó para que algunos ajedrecistas decidieran no venir y en los que asistimos quedó latente en algún lugar donde se alojan nuestras aversiones y miedos más recónditos.
Pensaba Caruana; y de pronto la quietud que normalmente prevalece en una partida de ajedrez, se rompió cuando a una distancia considerable de donde disputábamos nuestra partida, irrumpieron inesperadas voces que a tenor de los hechos fueron lamentablemente la desesperación de un hijo que veía cómo su padre en plena partida sufría un ataque cardíaco y que a la postre le cegó la vida.
Tan desafortunado incidente movilizó mucha gente que estaba alrededor, pero para quienes estábamos sin referencia visual sólo oíamos ruidos confusos y la palabra heart attack en inglés quedó reducida a "attack". Ante la incertidumbre inicial, Caruana consideró ante mi anuencia y la del árbitro parar el reloj, cuando ya un tropel de gente emprendía la estampida. Debo reconocer que con la sicosis generada, creí escuchar algunos disparos y sólo se me ocurrió plegarme a la "manada". Algunos se metieron a los baños, pero la gran mayoría buscábamos alejarnos del recinto de juego. Veía cómo alguna gente se caía y por suerte no era una multitud muy compacta.
Gracias a las "pichangas" de fulbito que jugué aquí y que me permitieron mantener mi forma física, pude alejarme rápidamente del local de juego y seguí corriendo paralelo al mar como dos cuadras. De pronto me acordé de la partida y al palpar que no había sido más que un susto, volví presto.
Debo aclarar que al menos en mis sensaciones este incidente no creo que haya sido decisivo para fallar en rematar una posición que objetivamente estaba muy favorable. Siempre hay aspectos por superar y tengo la perniciosa tendencia de relajarme cuando creo tener ventaja decisiva.
Hoy pese a que Caruana técnicamente no estuvo muy fino, demostró que hay que mantener la máxima concentración al margen de la posición.
El balance de la actuación del equipo peruano es positivo y soy muy optimista que con una preparación especial podríamos en el futuro lograr mejores resultados. Más adelante esbozaré algunas sugerencias para evitar en lo posible cometer errores que no deberían darse.
GM Julio Granda
Tromso, Noruega, 14 de agosto del 2014
Luego de dura lucha tras varias horas de juego, tenía cómoda ventaja y pugnaba por incrementarla ante la persistente tenacidad del transalpino. El año pasado justamente en ésta misma ciudad nórdica conocida como la puerta del Ártico, fui eliminado por Caruana en la Copa del Mundo. Obviamente había llegado la hora de intentar el desquite y sentía la emoción de estar a punto de conseguirlo...
En el otro tablero del cada vez más convulsionado mundo, se había publicado pocos días antes del inicio de ésta gran competencia mundial del ajedrez, la amenaza de un ataque terrorista en Noruega y se esbozó que dada la magnitud de éste evento con mas de 160 países representados, Tromso podía ser el blanco. Felizmente todo ha transcurrido con normalidad y una vez más se ha comprobado que el deporte rompe barreras y en la hermandad que genera una disciplina tan democrática como el ajedrez, se transmite un mensaje de paz y tolerancia. Sin embargo, tal amenaza influyó para que algunos ajedrecistas decidieran no venir y en los que asistimos quedó latente en algún lugar donde se alojan nuestras aversiones y miedos más recónditos.
Pensaba Caruana; y de pronto la quietud que normalmente prevalece en una partida de ajedrez, se rompió cuando a una distancia considerable de donde disputábamos nuestra partida, irrumpieron inesperadas voces que a tenor de los hechos fueron lamentablemente la desesperación de un hijo que veía cómo su padre en plena partida sufría un ataque cardíaco y que a la postre le cegó la vida.
Tan desafortunado incidente movilizó mucha gente que estaba alrededor, pero para quienes estábamos sin referencia visual sólo oíamos ruidos confusos y la palabra heart attack en inglés quedó reducida a "attack". Ante la incertidumbre inicial, Caruana consideró ante mi anuencia y la del árbitro parar el reloj, cuando ya un tropel de gente emprendía la estampida. Debo reconocer que con la sicosis generada, creí escuchar algunos disparos y sólo se me ocurrió plegarme a la "manada". Algunos se metieron a los baños, pero la gran mayoría buscábamos alejarnos del recinto de juego. Veía cómo alguna gente se caía y por suerte no era una multitud muy compacta.
Gracias a las "pichangas" de fulbito que jugué aquí y que me permitieron mantener mi forma física, pude alejarme rápidamente del local de juego y seguí corriendo paralelo al mar como dos cuadras. De pronto me acordé de la partida y al palpar que no había sido más que un susto, volví presto.
Debo aclarar que al menos en mis sensaciones este incidente no creo que haya sido decisivo para fallar en rematar una posición que objetivamente estaba muy favorable. Siempre hay aspectos por superar y tengo la perniciosa tendencia de relajarme cuando creo tener ventaja decisiva.
Hoy pese a que Caruana técnicamente no estuvo muy fino, demostró que hay que mantener la máxima concentración al margen de la posición.
El balance de la actuación del equipo peruano es positivo y soy muy optimista que con una preparación especial podríamos en el futuro lograr mejores resultados. Más adelante esbozaré algunas sugerencias para evitar en lo posible cometer errores que no deberían darse.
GM Julio Granda
Tromso, Noruega, 14 de agosto del 2014
Impresionante momento debió de ser. No me imagino como hubiese actuado yo en caso de suponer un ataque terrorista. Menos mal que solamente fue una equivocación aunque por desgracia murió una persona, en semejante contexto. Descanse en Paz.
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