Apenas habían transcurrido 5 minutos cuando todas las miradas se centraron en la partida entre el francés Vachier-Lagrave y el noruego Magnus Carlsen. Una posición más típica del siglo XIX que del XXI aparecía en el tablero. Pudimos ver entonces al campeón mundial sumergirse en una larga pensada de 35 minutos para encontrar una de las jugadas que permanecerán en la memoria de los espectadores: 13...Cb4! Tras una preciosa lucha, que comenta en profundidad el GM alemán Jan Gustafsson, la partida acabó en tablas.
La espectacularidad de la partida dejó en segundo plano las otras dos pero Fabiano Caruana, con negras, superó en buen estilo a Veselin Topalov tras ser éste quizá demasiado ambicioso. Mientras, Aronian y Nakamura mantenían una larga lucha posicional que acabó en tablas.
Comienzo soñado por cualquier organizador. Vachier-Lagrave planteaba una Escocesa a Carlsen y tras pocas jugadas la posición era completamente caótica, un peón blanco en f6 amenazando el enroque, un peón negro en b3, el rey blanco en el centro... Y el gran campeón pensando y pensando. Las máquinas indicaban a los espectadores que la posición negra era jugable pero ante la rapidez con la que había ejecutado sus jugadas el francés y lo que pensaba el noruego, ¿quién no temía por él? Magnus lo resumió después de la partida en una frase:
Estaba asustado pero entonces sólo pensé en que tenía que usar mi cerebro y ver que podía hacer.
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No al anonimato. se valiente.